Para bien o para mal, las rejas de Najayo se abrirán de par en par para recibir en su interior a tres tristes personajes: el popi Hugo, el chico Jochy y el panita Padovani. Este trío de figuras van a pasar de la miel a la amargura, de la gloria al infierno, de la cima a la cagada.
De ese modo tendrán que fumarse las rejas de Najayo, lejos de los suyos y de la libertad; y recibirán la lección más dramática de sus vidas. Tendrán que acostumbrarse a la vida dura del penal, menos severa allí que en otras cárceles. Por suerte.
Estarán en un régimen especial, en una celda cómoda y apartados de los presos comunes. Uno que otro privilegio se les permitirá: un colchón decente para la resentida columna de Hugo, una comida más decente, más horas de sol para todos.
Se levantarán temprano, harán ejercicios y se la pasarán pensando en sus mejores días, cuando disfrutaban el aire puro de la libertad.
En las primeras dos semanas no podrán recibir visitas. Tiempo tendrán para reflexionar sobre sus vidas y sus actos. El proceso apenas comienza… Esto va para largo.