Lo que no se ha dicho lo digo yo: Hay un acuerdo secreto y extraño entre Nicolás Maduro y Edmundo González. Sí, un acuerdo. ¿Por qué lo digo? Lo digo por la forma en que salió Edmundo de Venezuela, luego de haber denunciado fraude electoral por parte del madurismo. Aún recuerdo cuando se reunieron y firmaron un entendimiento; después de esto, el opositor se fue al exilio, a cosechar apoyos internacionales, en su cruzada anti Maduro. En España, Argentina, Panamá, República Dominicana, se volvió un presidente errante.
Claro, su última parada en Santo Domingo lo convirtió en un presidente fantasma. No ha podido salir y su promesa de regresar a Venezuela es sueño mojado.
No me convence su lucha. Venezuela carece de una oposición confiable y firme. Lo que hay son dirigentes traposos y enclenques, que solo apuestan a sus intereses particulares. Otra cosa no puedo pensar de un empresario como Edmundo.
Pactó y claudicó con el Gobierno. Salió para no volver. La líder real, María Corina, se juega el pellejo en las peligrosas calles de Caracas. Se moviliza con bizarría, en abierto desafío al régimen de fuerza.