A Daniel Jiménez Sánchez también se lo «lambieron: la Policía lo cocinó a tiros, en Azua.
Agentes de la Dicrim lo alcanzaron vivo y se lo llevaron muerto. Fue el trágico final de un tipo buscado a carta blanca por haber cometido múltiples delitos.
El rufián llevaba semanas escondido en el lugar donde, finalmente, le dieron caza y lo ejecutaron. Los agentes no fallaron la puntería: dieron en el blanco.
El sujeto se había escapado del Palacio de Justicia de Santo Domingo, y desde entonces se había burlado de las autoridades.