Carlos Amarante Baret lo había sido todo en el PLD: ministro, granado dirigente, senador, teórico boschista; pero todo ello quedó atrás con su expulsión «de por vida y deshonrosa» de esa secta danilista.
Lo que se alega es que Amarante Baret es un disidente que se atrevió a conspirar contra la unidad del partido: un pecado imperdonable por el danilato morado. Dicen que estaba tratando de persuadir a otros dirigentes para que renunciaran y lo acompañaran en la creación de otro partido.
En realidad, es considerado casi como un traidor, solo por haber exigido transparencia en el aparato interno del peledeísmo sectario. El expulsado y desahuciado dirigente le pedía cuentas claras a la máxima dirección del PLD y que se dieran a conocer los resultados de las evaluaciones internas, resultados secuestrados por la camarilla dominante.
Ahora, el exdirigente del Comité Central y del Comité Político iría a la Fuerza del Pueblo o al Gobierno. Es el dilema que tiene delante. Las cartas están sobre la mesa.