Sin piedad ni compasión, Milton Morrison le está pasando la aplanadora a los empleados del Intrant, quitando a cientos de perremeístas para poner en su lugar a los compañeritos de País Posible.
De alguna manera eso le luce: Morrison es el aliado mejor aliado del presidente, el que más votos le aportó, el que todo lo hace posible. Es un mago.
Pero lo cierto es que el aguerrido ingeniero tiene agallas y timbales para tumbarle el pulso a la poderosa Transcore y luego, para pasarle la ‘mocha’ a la nómina gorda del Intrant.
Para ello fue puesto ahí: es el pago de su intenso y fecundo laboraje político.
‘Mocha’ en mano, el director del Intrant está echando de sus puestos a hasta 10 empleados por departamento, y en la sede central y las regiones ha desatado un tsunami de cancelaciones.
En Azua, Elías Piña y San Pedro de Macorís hay despidos por montón, y lo mismo sucede en otras partes del país.
Y lo peor es que la cosa no se detiene, ya que el lunes podrían ocurrir otros despidos. Hay miedo y temor entre los empleados que todavía quedan.